Resumen:
Dejando a un lado diferencias en cuanto a método y organización, puede decirse que en todo proceso de planificación han de concurrir dos elementos. Uno es la idea clara y completa de cuáles son los recursos reales y financieros de la economía y el otro es aventurarse a proyectar hacia el futuro el empleo de esos recursos de modo tal que se obtenga el máximo desarrollo. Derivase de estas dos cuestiones clave que pueden enunciarse así: ¿Dónde nos hallamos? Y ¿Qué rumbo tomar?. Desentrañar la primera es trabajo tedioso; enfrentarse a la segunda es un reto a la imaginación del experto y del arquitecto de la política.