Resumen:
A nivel mundial se han identificado alrededor de 12 millones de sustancias químicas, de las cuales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), en 2007 cerca de 70 mil se encontraban en el mercado. Estas sustancias permiten controlar plagas, curar enfermedades, preservar alimentos, generar energía e intervenir en multitud de actividades productivas para la generación de bienes. Sin embargo, estas sustancias pueden traer consigo también riesgos para la salud humana y el medio ambiente, muchos debido a su manejo inadecuado. Pueden alterar la productividad de los suelos, deteriorar la calidad de las fuentes de abastecimiento de agua y afectar la reproducción y el desarrollo de especies acuáticas y terrestres. Su manejo inadecuado afecta a la población por la ocurrencia de explosiones, derrames e incendios. La gran diversidad de sustancias químicas que existe en la actualidad, si bien es cierto que ha servido para mejorar significativamente el nivel de vida de la población, también ha ejercido una presión importante sobre el medio ambiente y la salud humana. Una vez finalizada la vida útil de muchos de los productos que se fabrican a partir de estas sustancias o que las contienen, se convierten en desechos que ponen en riesgo la salud de las personas o pueden causar daños al medio ambiente. Entre estos desechos se encuentran los residuos peligrosos, definidos como aquellos que poseen alguna de las características CRETIB (corrosividad, C; reactividad, R; explosividad, E; toxicidad, T; inflamabilidad, I; o ser biológico-infecciosos, B) que les confieren peligrosidad, así como los envases, recipientes, embalajes y suelos que hayan sido contaminados, según lo establece la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR). El intenso crecimiento demográfico e industrial, la falta de estrategias de planeación y manejo, así como el desconocimiento del valor ecológico y socioeconómico de los ecosistemas, han inducido graves problemas de contaminación e impacto ambiental y la pérdida de valiosos recursos naturales y económicos en todo el mundo. Esta situación ha determinado la necesidad de incorporar la variable ambiental y los criterios ecológicos dentro de las políticas orientadas hacia la planificación y el desarrollo sustentable de las actividades humanas, con el fin de hacer compatibles la conservación y el aprovechamiento de los recursos naturales con el desarrollo social y económico. La actividad industrial no solo significa la producción o transformación de materiales sino también transporte, almacenamiento y disposición de grandes cantidades de residuos peligrosos al día, lo que también significa más riesgos ambientales y a la salud humana.
Los residuos peligrosos en México son generados a partir de una amplia gama de actividades industriales, de la agricultura, así como de las actividades domésticas. En el país se generan alrededor de 5 a 6 millones de toneladas, de residuos peligrosos por año. Una de las fuentes más importantes que genera residuos peligrosos es la industria con el 77 %, seguidos del sector minero y petrolero con 11 %, de estos, los residuos biológico infecciosos representan solo el 1.9 %, del total de residuos peligrosos generados.
La aproximación más reciente sobre el volumen de generación de residuos peligrosos para el país se obtiene a partir de los registros que hacen las empresas incorporadas al Padrón de Generadores de Residuos Peligrosos (PGRP) a la Semarnat.
Según la información contenida en dicho registro, para el periodo 2004-2011, las 68 733 empresas registradas generaron 1.92 millones de toneladas. Esta cifra, sin embargo, no debe considerarse como el volumen total de residuos peligrosos generados en el país en ese periodo, debido a que el Padrón de Generadores de Residuos Peligrosos no incluye a la totalidad de las empresas que producen estos residuos en el territorio. perforar con éxito un pozo petrolero, también pueden convertirse en uno de los aspectos más complicados de una operación de perforación. Esto debido a que los recortes que se extraen del pozo se desechan, al igual que todo fluido de perforación que quede impregnado en ellos. Si bien el daño provocado al medio ambiente en el lugar del pozo es relativamente pequeño y se limita a los alrededores de la operación de perforación, el impacto ambiental en las zonas próximas a la plataforma puede ser muy grande.
El nivel de daño que los fluidos de perforación producen en el medio ambiente depende del tipo de lodo que se use y de las condiciones medioambientales predominantes. Mar adentro, el lodo a base de agua es por lo general el que menos daño ocasiona si se le compara con el lodo a base de aceite.
A nivel mundial se estima que la producción de residuos de esta categoría rebasa las 350 millones de toneladas al año. En el pasado, la mala gestión o la ausencia de ella, ha dado lugar a un elevado número de casos de contaminación grave del suelo y de las aguas superficiales y subterráneas. En los últimos veinte años se han desarrollado planes específicos sobre este tipo de residuos en los países industrializados, con una identificación más rigurosa de las fuentes.
El problema actual exige el enfoque del mismo desde una doble perspectiva: por una parte, se trata de controlar el impacto de estos residuos sobre el medio, mediante una adecuada gestión de los mismos, pero además ha de abordarse la tarea ingente de restaurar los daños producidos en los lugares en los que se van descubriendo los efectos negativos de prácticas pasadas. La estrategia más plausible son las medidas de tipo preventivo, encaminadas a reducir la generación de residuos desde su origen.
Actualmente los esfuerzos por encontrar nuevas reservas de hidrocarburos de las ya existentes se encuentra en uno de sus niveles históricos más altos. Dicha situación ha hecho que la actividad de las empresas presentes en México atraviese uno los momentos de mayor actividad. Este panorama plantea la necesidad de evaluar con practicidad, claridad y conocimiento, los efectos causados por las actividades de la industria petrolera y proponer soluciones ajustadas a la normatividad ambiental existente y a los avances tecnológicos disponibles.
La afectación que puede causarse al medio ambiente por la industria petrolera al no implementar planes de manejo adecuados puede ser considerable. Los daños ambientales en la mayoría de los casos, se deben principalmente a la falta de conocimiento e investigación por parte de las entidades involucradas.
Existen varias alternativas para el manejo de los residuos peligrosos, por lo que es importante conocer qué clase de residuos se consideran peligrosos y cuál es su manejo clasificación, y disposición para buscar nuevas técnicas o mejorar las que se tienen.
Descripción:
Capítulo I Antecedentes: Se enfoca en mencionar de manera general la conceptualización de la explotación petrolera, su actividad y sus antecedentes. La clasificación de las actividades realizadas en la extracción de petróleo y gas. Y enfocarse los diferentes tipos de plataformas petroleras que existen. Capítulo II Impacto Ambiental de la Industria Petrolera: Conocer el impacto ambiental que se genera por las actividades de exploración, explotación de hidrocarburos, plataformas marinas y los recortes de perforación impregnados con fluidos de control base aceite. Y de manera general los principales procesos ambientales para prevenir y mitigar el impacto ambiental generado por los recortes base aceite.
Capítulo III Manejo, clasificación, disposición y tratamiento de residuos en plataformas petroleras: Conocer los antecedentes y problemática actual de los residuos en México y en el mundo. La clasificación y caracterización de residuos peligrosos generados en plataformas petroleras haciendo énfasis en los recortes impregnados con fluidos de control base aceite, así como las medidas de seguridad en materia de control de residuos.
Capítulo IV Normatividad, legislación y reglamentación: Conocer sobre la normatividad vigente en México y en PEMEX, al igual que las instancias que regulan el manejo de residuos peligrosos.