Resumen:
Cuando ocurre un sismo en una localidad, éste excita a las estructuras que ahí se ubican y las hace vibrar. Las características del movimiento de cada estructura dependen tanto de las propiedades geométricas como de los materiales de que esté construida; asimismo, se relaciona estrechamente con la evolución de los desplazamientos del terreno durante el temblor en el lugar donde ésta se desplanta.
Por lo tanto, para calcular los desplazamientos que sufre una estructura durante un temblor, es necesario “modelar” su geometría, así como el comportamiento de los materiales, de los componentes estructurales y de las conexiones entre ellos. Asimismo es necesario contar con información acerca del movimiento del terreno, en términos de “acelerogramas” (aceleraciones versus tiempo) o de los “espectros de respuesta” (respuestas máximas versus periodos naturales de las estructuras) que se calculan con los acelerogramas.
Por otra parte, si bien se reconoce que todas las estructuras de edificios están conformadas por vigas, columnas, losas y muros que son de naturaleza “continua”, en la práctica profesional se acostumbra simplificar su topología mediante la formulación de modelos reológicos que idealizan su comportamiento, produciendo sistemas discontinuos o “discretos”, con lo cual se simplifican considerablemente los procesos de análisis que se realizan para calcular el comportamiento dinámico de las estructuras.