Resumen:
México está perdiendo a un ritmo acelerado sus recursos naturales y la responsable intervención de las autoridades competentes para prevenir el deterioro y promover su mejoramiento es crítica. En ningún lugar es más crítica esta intervención como cuando la existencia de un ecosistema, un bosque, una especie, un arrecife, etc., está en peligro. Como se ha demostrado, el actual procedimiento para la evaluación de los impactos ambientales de un determinado proyecto no garantiza que la alternativa ambientalmente más adecuada sea satisfactoriamente evaluada antes de que la decisión para proceder con el proyecto sea tomada por el proponente. Todo lo contrario. Como lo ilustra el caso del arrecife Paraíso, la evaluación de impacto ambiental mexicana no requiere una consideración profunda de alternativas, únicamente documenta (y ésto ni siquiera eficazmente) algunos de los daños que ciertamente serán infringidos al ambiente y las medidas de mitigación propuestas. Bajo este esquema, la prevención solamente puede ser una aspiración optimista.
A mayor claridad, la finalidad no es detener el desarrollo sino asegurar de una forma razonable que dicho desarrollo siga la vía menos dañina para el ambiente. Nadie puede negar la importancia ni la necesidad de una nueva terminal portuaria en Cozumel, es el procedimiento de toma de decisiones el que está bajo escrutinio.